
En el corazón de la vida cristiana está la Eucaristía, sacramento de comunión, a través del cual recibimos el Cuerpo y la Sangre del Señor. Es un rito que conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos, donde instituyó este sacramento al ofrecer pan y vino como su Cuerpo y Sangre. En el momento de la consagración el pan y vino se transforman realmente en el Cuerpo y Sangre de Cristo (doctrina de la transustanciación) aunque mantienen la apariencia de pan y vino. Este misterio representa la presencia real de Cristo.
La Eucaristía se celebra principalmente en la Misa, que consta de dos partes: la Liturgia de la Palabra (lecturas bíblicas) y la Liturgia Eucarística (ofrenda, consagración y comunión). También puede ser adorada fuera de la Misa en la Adoración Eucarística donde el Santísimo Sacramento se expone para la oración.
Al recibir la Primera Comunión entramos en la vida cristiana adulta y debemos participar con mayor responsabilidad en la vida de la Iglesia.
Yo soy el Pan de vida. El que come de este Pan vivirá para siempre. (Juan 6:51)