10 Jun Comentario del Evangelio del XI Domingo del Tiempo Ordinario

El Evangelio de este Domingo Xl del tiempo ordinario, nos permite descubrir que Jesús, a pesar de las hostilidades de las autoridades y el rechazo de familiares y paisanos, continúa por tierras de Galilea con su misión de hacer presente el “Reino de Dios”.

Tomando ejemplos de la vida cotidiana, va rastreando las huellas de Dios en la historia del mundo, enseñándonos a mirar con nuevos ojos nuestra propia vida y cuanto la hace posible para descubrir la presencia fecunda de Dios que “no abandona la obra de Sus manos”.

La primera parte del Evangelio es la comparación con un agricultor que siembra y espera consciente de que, realiza su trabajo pero no todo depende de él. Cuántas veces nuestra labor pastoral nos deja una especie de sabor agridulce al constatar pocos resultados en momentos en los que parece se desploma la religiosidad. Tenemos que ser conscientes de que nuestra tarea es SEMBRAR, NO COSECHAR, con la convicción profunda de sabernos colaboradores en la construcción del Reino mientras Dios va haciendo germinar secretamente, la semilla de Su Palabra, en el corazón de las personas.

Quizá nos venga bien tener siempre presente, para no caer en el desencanto y la frustración que, “llevamos este tesoro en vasijas de barro” y es Él quien fecunda nuestros esfuerzos como a Él le parece, pues nuestra vida es eso: sembrar, sembrar, sembrar!