Oraciones comunes para el día a día| Parroquia San Eloy
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Oraciones comunes

Este tipo de oraciones, «en algunos momentos devuelven el sabor, despiertan hasta el corazón más adormecido; despiertan sentimientos de los que habíamos perdido la memoria, y nos llevan de la mano hacia la experiencia de Dios», explica el Papa Francisco.

En una Audiencia General de el Santo Padre se quiso fijar en el papel e importancia de las pequeñas oraciones de toda la vida. Según explicó que aunque haya gente que piense que son cosas de niños o gente ignorante, se trata de la oración de los sencillos, la que nos ha enseñado Jesus.

Por ello desde la parroquia de San Eloy, buscamos ofrecer estas pequeñas oraciones comunes que nos han enseñado desde pequeños, oraciones que nos acompañan desde siempre y que no hemos de perderlas. Desde el devocionario online de la parroquia.

Señal de la cruz

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Avemaría

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salve

Dios te salve, Reina y Madre de mi­se­ri­cordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos mi­se­ri­cordiosos.

Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh cle­men­tísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío: por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. También me pesa que podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.

Yo confieso

Yo confieso ante Dios to­do­poderoso y ante vosotros, hermanos: que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso, ruego a Santa María siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.

Credo

Creo en un solo Dios, Padre to­do­poderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la re­su­rrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Símbolo de los Apostoles

Creo en Dios, Padre to­do­poderoso, Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre to­do­poderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la re­su­rrección de la carne y la vida eterna. Amén.