23 Dic La liturgia del día de Navidad
La gran solemnidad de la Navidad, el día en que celebramos el nacimiento del Salvador, el Hijo de Dios hecho hombre es de una riqueza litúrgica inmensa, ya que es el único día del año que tiene cuatro formularios diferentes para las misas, es decir, se celebran cuatro misas de Navidad distintas.
La primera es la que se celebra en la tarde del día 24 de diciembre, la misa de la víspera. Según las rúbricas del misal esta se puede celebrar antes o después también de las primeras vísperas del día de Navidad. Es la misa que hay que celebrar en la tarde del día 24 de diciembre antes de la cena navideña. En ella resuenan de nuevo las profecías mesiánicas del nacimiento y se escucha el evangelio de Mateo con la genealogía del Señor y la narración sucinta del nacimiento, centrados en José y en el cumplimiento de las promesas hechas a Israel.
La siguiente misa es la titulada “misa de medianoche”. Así la llama el misal y debe celebrarse a esa hora siendo fieles a las rúbricas. Últimamente ha venido adelantándose la hora de esta misa, a raíz de que Benedicto XVI lo hiciera en el Vaticano. Es la llamada misa del gallo. Hay varias teorías de por qué recibe este sobrenombre. La misa del gallo debe celebrarse bien entrada la noche y de hecho su celebración sustituye el rezo de las completas en aquellos que tienen que rezar la liturgia de las horas. Cuando Benedicto XVI la adelantó a las 22h no se dieron las razones del adelanto pero probablemente fue por motivos de salud. Esta misa aun adelantada de la medianoche debe celebrarse después de la cena y antes de acostarse y no tiene sentido alguno celebrarla a media tarde, ya que para eso existe el formulario de la misa vespertina. Teniendo en cuenta que en España se cena más tarde que en el resto de Europa que la cena suele empezar como muy tarde a las 20h, no tiene mucho sentido adelantarla. El año pasado el Papa Francisco adelantó la misa a las 19h30 pero esto se debió a la situación de la pandemia y a la imposición del toque de queda. En cualquier caso, no tiene razón de ser adelantar la misa del gallo antes de la cena de navidad salvo por motivos excepcionales como sucedió el año pasado por la pandemia de Covid-19.
En la misa del gallo se escucha el evangelio de Lucas narrando el nacimiento de Jesús en Belén en el pesebre y envuelto en pañales y el anuncio a los pastores del nacimiento del Salvador, pastores que representan ese resto de Israel que tenía el corazón dispuesto a acoger la venida del Hijo de Dios en la carne.
A la salida del sol, puede celebrarse la misa de la aurora. En esta misa se narra la adoración de los pastores. Es poco común celebrarla aquí en España ya que normalmente nuestras celebraciones familiares se alargan en la madrugada y poca gente suele acudir a estas horas a misa.
Por último el día de Navidad se celebra la llamada “misa del día”. En ella ya no escuchamos las narraciones del nacimiento de Jesús de los evangelios de la infancia sino el prólogo del cuarto evangelio, el de Juan, que anuncia el misterio de la encarnación del Verbo. Se expone así el núcleo central de la fiesta de la Navidad: la encarnación del Hijo de Dios y su manifestación a los hombres para que éstos se salven. Es ese divino intercambio: Dios que se hace hombre, para hacer del hombre dios.
Celebremos pues con gozo este día de navidad el misterio de nuestra salvación manifestado en el Niño de Belén, en la carne frágil y débil de este niño pequeño que es el Rey de reyes y Señor de señores, Señor del tiempo y de la historia.